Modificaciones (21/3)
La costumbre de hacernos tanto daño
descendió de lo que una vez hicimos
cuando poco a poco nos conocimos
en la ruina de algún invierno huraño.
Entre versos libres nació el peldaño
que nos izó desde humildes racimos
hasta lograr lo que nos prometimos
y nos prometemos aún año a año:
Amor que tanto fulgor ha engendrado,
vueltas que a cada paso me han perdido,
miradas que en recuerdos he dejado,
su forma dejará, no su bramido;
se repetirán cuando haya olvidado;
volverán nuevo verano contigo,
cuando sean mis palabras abrigo.
Corazón descalzo (1/4)
Hoy vino de vuelta el egoísmo a visitarme.
No pudo escapar por la ventana en la altura
por miedo a caerse esta tarde.
Ya se hizo de noche, con su silencio,
con la lejana vanidad del río,
con las duras luces de los edificios.
Quizá este sea el único poema siendo escrito.
Allá a lo lejos debió haberse quedado,
no pudo. El aire que ahora entra al cuarto
es el futuro que promete alguna cosa,
alguna felicidad, algún regalo.
Pero todavía no puedo respirarlo.
Las cosas se asoman hacia la órbita fresca
que poco a poco dictan con extremo recelo
los porvenires que insinúan los coches quietos.
¡Esquina de casas tímidas,
qué equivocación no haberte dado
como ayer te di
el corazón descalzo!
Otoño en fulgor (31/8)
No desciendas al otoño en fulgor
desterrando de esta fiesta canciones
que escribieron, entre miradas, dos
esperanzas ricas de historias pobres.
No me dejes hoy tan solo, ilusión,
de palabras y rimas un manojo
que no quieren cantarse sin tu voz
susurrando al pasar campos remotos…
Te espera en ciernes otra primavera
que es capaz de lo que dijo el poeta,
una lírica de un crecer intacto,
las manos para abrir aquellas puertas
que descubramos con salidas nuevas
y una ternura mejor que un regalo.
Bellezas vinieron con vos (23/9)
Bellezas vinieron con vos
y contigo también las palabras
que quieren con nosotros convivir.
Cuando abrí la puerta
entró con vos un sí,
una bocanada de libertad.
Conmigo se fue la polis, destruida
en el vago recorrer de un abismo citadino,
entre humos de colores deambulantes
que tapan las puertas de Buenos Aires.
Te fallé en no fallarte a veces.
Te fallé en cuanto mi voluntad
no se encontró con la práctica autodestructiva,
con la polémica…
Lo que aprendí de letras
sirvió para decirte amor,
sirvió para darte un recuerdo anterior a nosotros,
un beso pintado de página blanca y negra.
Las palabras que han de llegar al mundo (19/10)
La poesía es un instrumento
para conocer a otro,
para darle la mano en lo desconocido y amar.
No fue suficiente mi amor
ni el amor que me dieron, dijo la poesía,
pero cuanto fue, fue con prisa y con ansia,
con la premura que da la fatiga previa
a la fatiga de la vida, a la fatiga feroz
que surca la semilla de un color primaveral.
No fue suficiente, pero acá estamos
y como un espejo nos devuelve lo romántico,
las caricias que nadie con cercanía miró,
las palabras que han de llegar al mundo
como el alcohol a la piel de los heridos.